Gerónimo Jorge Demaría: “En Argentina los modos de transporte están muy enganchados al carretero”

El transporte enfrenta graves desafíos, especialmente en la minería, debido a la falta de inversión en infraestructura ferroviaria y la dependencia del transporte por carretera, según Gerónimo Jorge Demaría.

Revista26/08/2024Salta MiningSalta Mining
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“El transporte es bastante complicado, primero por el tipo de rutas que hay y segundo porque los modos de transporte estamos muy enganchados al carretero. El transporte ferroviario en la Argentina tiene bastantes dificultades. No hay inversiones, digamos, o sea, no tiene el alcance del carretero, que tiene mucho mayor alcance. Y el tema es que, a nivel de minería, por la zona en que se transitan los camiones, es un tema de problemas de infraestructura. Aparte, muchas de las minerías están saliendo por un tránsito hacia los puertos. Quiere decir que están saliendo al tránsito, normalmente al Atlántico, porque hacia el Pacífico es bastante complicado por el tema de la nieve”, con esos conceptos, es especialista en transporte Gerónimo Jorge Demaría explicó la compleja situación que atraviesa el país.

El transporte y la logística en Argentina, especialmente en el ámbito de la minería, presentan una serie de desafíos y peculiaridades que reflejan las limitaciones estructurales del país. Según Gerónimo Jorge Demaría, experto en logística, el transporte en Argentina es complicado principalmente debido a la infraestructura de las rutas y la dependencia del transporte carretero. 

“Estamos muy enganchados al transporte por carretera, mientras que el ferroviario enfrenta enormes dificultades por falta de inversión”, comenta Demaría. Esta carencia de infraestructura ferroviaria afecta directamente a la minería, ya que muchos de los camiones que transportan minerales deben circular por rutas en zonas montañosas con problemas de infraestructura, lo que incrementa los riesgos y costos operativos.
Uno de los grandes problemas para el transporte ferroviario en Argentina es la falta de inversión y alcance. El transporte por tren no tiene la misma cobertura que el transporte por carretera, lo que limita su uso, especialmente en la minería. 

“No hay inversiones, no tiene el alcance del carretero. Y en la minería, por la zona en que se transitan los camiones, los problemas de infraestructura se multiplican,” explica Demaría. Las rutas hacia el Pacífico, por ejemplo, son particularmente complicadas debido a las condiciones climáticas, como la nieve, que puede interrumpir el tránsito por hasta 25 días al año. Esto obliga a las empresas mineras a desviar sus exportaciones hacia el Atlántico, donde la infraestructura, aunque mejor, sigue presentando desafíos significativos.

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El transporte por camión, aunque es el método más utilizado, no está exento de problemas. 

“El camión tiene que estar adaptado a las necesidades, especialmente cuando se trata de cargas peligrosas,” señala Demaría. Cualquier accidente en este tipo de transporte puede ocasionar desastres ecológicos y ambientales. A pesar de la importancia de la seguridad, muchas compañías, presionadas por reducir costos, a menudo ponen en circulación unidades que no son completamente apropiadas. 

“El costo se ve como la única variable de ajuste, y eso lleva a que se pongan en el circuito unidades que no deberían estar allí,” advierte Demaría, destacando la necesidad de un enfoque más integral y responsable en la logística minera.

El deterioro del transporte ferroviario no solo afecta a la minería, sino a toda la cadena de suministro en Argentina. La falta de inversión en vías férreas, la baja frecuencia de trenes y las diferencias en el ancho de las trochas complican aún más la situación. 

“Salvo que el tren sea de una compañía particular, como en su momento lo fue el de Amelita Fortabat, son pocas las empresas que tienen trenes propios para sus operaciones internas,” menciona Demaría. Este escenario refleja una oportunidad desaprovechada en la logística argentina, donde una mejor infraestructura ferroviaria podría reducir costos y mejorar la eficiencia en el transporte de grandes volúmenes de mercancías.

El transporte por camión, por su parte, enfrenta sus propios desafíos, especialmente en zonas montañosas como la Puna. “Las cubiertas se rompen muchísimo en la Puna, lo que aumenta considerablemente los costos,” afirma Demaría. El costo de las cubiertas, que puede llegar a un millón de pesos por unidad, es un factor determinante en la operación de camiones en estas zonas. 

“El problema con las cubiertas es crítico. Cada vez se ven más unidades con cubiertas inadecuadas, lo que incrementa el riesgo de accidentes y fallos mecánicos,” explica. Esta situación se agrava con el uso de cubiertas de baja calidad o recapadas, que no ofrecen la misma durabilidad ni seguridad en rutas difíciles.

El impacto de estos problemas logísticos se siente directamente en las operaciones mineras, donde la acumulación de minerales en las minas genera un cuello de botella cuando no se puede transportar rápidamente al mercado. 

“El tema logístico es un cuello de botella muy importante. En la mina seguís acumulando afuera, pero llega un momento en que no tenés más espacio. Ahí te encontrás con que el camión convencional carga solo 28 toneladas, y para sacar la cantidad necesaria necesitás muchos camiones,” explica Demaría. Este problema se exacerba cuando las rutas no están en condiciones óptimas, lo que limita el uso de camiones más grandes y eficientes.

A pesar de estos desafíos, Demaría observa una tendencia hacia una mayor profesionalización en el sector logístico en Argentina. “El costo logístico ha empezado a tener mucho peso. Después de la Segunda Guerra Mundial, el aumento del costo del combustible hizo que las empresas comenzaran a prestar más atención al transporte y al inventario,” comenta. Sin embargo, a pesar de esta tendencia, muchas empresas argentinas aún operan con depósitos desactualizados y sistemas de información deficientes. “Hoy hace falta otro tipo de tecnología para bajar la mano de obra y aumentar la eficiencia. La tecnología está tomando mucho peso en la toma de decisiones,” añade.

Este déficit tecnológico se refleja en la falta de planificación y coordinación en la logística empresarial. “En muchas compañías, el departamento comercial maneja el depósito terminado y el de operaciones maneja el almacén, lo que genera criterios totalmente distintos en la gestión de camiones,” explica Demaría. 

Esta falta de coordinación puede llevar a ineficiencias y costos adicionales, un problema que se agrava en un país donde la infraestructura logística no está a la altura de las necesidades del mercado.

A pesar de estos desafíos, Demaría destaca que el camino hacia una logística más eficiente en Argentina pasa por la capacitación del personal, una mejor planificación y la concienciación sobre las restricciones que existen. “Primero hay que capacitar a la gente y tomar conciencia de las restricciones que se tienen. No se puede pensar que todo es posible sin tener en cuenta las limitaciones,” enfatiza. Según él, una de las claves es identificar correctamente las restricciones del sistema, ya sea en el transporte, las rutas o los camiones, y actuar en consecuencia.

En última instancia, el desarrollo de una logística eficiente en Argentina requiere una inversión significativa en infraestructura y tecnología, así como un cambio de mentalidad en la gestión de las empresas. 

“Hay que planificar bien las rutas, señalizarlas adecuadamente y mantenerlas en condiciones. También es fundamental capacitar a los choferes y asegurarse de que las unidades estén en buen estado mecánico,” concluye Demaría. Solo de esta manera, Argentina podrá superar los cuellos de botella logísticos que limitan su potencial económico, especialmente en sectores clave como la minería.

“Hay que tener choferes que sepan lo que están haciendo, viste, por lo menos. Que sepan cuáles son los riesgos, los pesamientos que llevan en carreras peligrosas, viste. Que sepan las consecuencias que pueden tener una mala maniobra, una mala conformación de todo esto, viste. Y por parte de las empresas también, una adecuada planificación, que estén programando bien las idas y venidas, para que no se le exija demasiado el esfuerzo subhumano a una persona que está manejando una máquina que es una máquina mortal, viste, es un revólver”, finalizó el experto.

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