La innovación tecnológica llega al corazón de la minería actual en Argentina

Por Martín Rodríguez, Director de Salta Mining

Revista01/07/2025Salta MiningSalta Mining
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En un sector que durante décadas estuvo ligado al trabajo físico, el polvo y las máquinas pesadas, hoy emerge un nuevo lenguaje: el de la conectividad, los algoritmos y los gemelos digitales. La minería en América Latina, y especialmente en la Argentina, está transitando un punto de inflexión que redefine su identidad. Ya no alcanza con extraer minerales: ahora el verdadero desafío es hacerlo de forma más inteligente, eficiente y sostenible.

Este cambio no es casual. Impulsado por la demanda global de litio —clave para la transición energética y la electromovilidad—, el llamado Triángulo del Litio se ha convertido en una zona estratégica para la economía mundial. Y la región norte de Argentina, con proyectos en Jujuy, Salta y Catamarca, está en el centro de esa transformación. 

La nueva minería combina tecnologías de última generación en comunicación, análisis de datos, automatización y monitoreo en tiempo real. Donde antes había intuición y experiencia acumulada, hoy hay sensores que detectan cada movimiento, radios inteligentes que emiten alertas automáticas, y plataformas que integran audio, video y texto para facilitar decisiones críticas en segundos. Las operaciones se vuelven así más seguras y menos vulnerables al error humano.

La conectividad es un pilar fundamental de esta transformación. En entornos remotos y de difícil acceso, contar con redes propias, robustas y diseñadas específicamente para las condiciones geográficas y operativas de la actividad minera se vuelve crucial. 

Además, la incorporación de inteligencia artificial permite interpretar grandes volúmenes de datos operativos. Así, se puede anticipar el desgaste de una pieza, detectar comportamientos anómalos o predecir el mejor momento para una intervención técnica. Este tipo de mantenimiento predictivo no solo evita paradas costosas, sino que extiende la vida útil de los equipos, mejora la planificación logística y reduce la exposición a riesgos.

El impacto ambiental, es otro de los ejes sobre los que gira esta nueva etapa. Las tecnologías aplicadas hoy permiten reducir drásticamente el consumo de agua, controlar emisiones y hacer un seguimiento completo del proceso productivo. El concepto de trazabilidad deja de ser una promesa y se convierte en una exigencia concreta de los mercados internacionales, especialmente aquellos vinculados a la fabricación de baterías y vehículos eléctricos.

A su vez, se avanza hacia la electrificación de las operaciones mediante fuentes de energía renovable. Las soluciones tecnológicas permiten integrar estas energías a los sistemas de control y automatización de manera inteligente, maximizando su aprovechamiento y reduciendo la huella de carbono. Esto se enmarca en los esfuerzos por alcanzar metas de carbono neutralidad, que ya no son opcionales sino parte de los requisitos de financiamiento y comercialización global.

Sin embargo, todo este despliegue de tecnología solo cobra verdadero sentido si viene acompañado por un cambio cultural. La transformación digital requiere de personas capacitadas, de nuevas habilidades, de una mentalidad abierta a la innovación y de estructuras organizativas flexibles. Capacitar a los equipos, desarrollar talento local y establecer alianzas con instituciones educativas es tan importante como instalar sensores o desplegar redes privadas de comunicación.

El desarrollo de capital humano se vuelve, entonces, un factor clave. La minería digital no puede prosperar sin técnicos que sepan interpretar datos, ingenieros que comprendan las nuevas plataformas, ni operarios que manejen las herramientas con precisión. Por eso, muchas empresas del sector están impulsando programas de formación continua, estrategias de upskilling y reskilling, e iniciativas para atraer nuevos perfiles a la industria.

La ciberseguridad también aparece como un nuevo desafío. Con operaciones cada vez más conectadas, los sistemas deben protegerse ante amenazas externas. Modelos como el Zero Trust, que implican verificar de forma constante la identidad y la integridad de usuarios y dispositivos, se están imponiendo en los yacimientos más modernos, donde el riesgo digital ya es considerado parte de la gestión integral de seguridad.

En definitiva, la minería actual se construye con datos. Apunta a operar con mayor precisión, menor impacto y una mirada de largo plazo. Argentina tiene hoy la posibilidad de ser pionera en este cambio, aprovechando su posición estratégica en el mapa del litio y apostando por un modelo que no solo sea rentable, sino también responsable.

La minería ya no se mide solo en toneladas extraídas, sino en eficiencia energética, digitalización, reducción de emisiones y calidad de vida para quienes la hacen posible. Y ese futuro ya empezó. En silencio, en red, en tiempo real.

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