Adriana Aguilar: “Mujeres no bajen los brazos , los sueños y metas se cumplen con sacrificio, pero se cumplen”

Salta Mining entrevistó a Adriana Aguilar, quien a los 53 años consiguió trabajo en la minería tras años de lucha y esfuerzo, inspirando a muchas con su historia de perseverancia y éxito en un sector tradicionalmente dominado por hombres.

Revista 23/06/2024 Salta Mining Salta Mining
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Cada 15 de junio, en Argentina, se celebra el Día Internacional de la Mujer en la Minería. Es una fecha que sirve para visibilizar el rol de las mujeres y su contribución en la industria minera.  Día de la Mujer Minera: Para reconocer el trabajo de las mujeres en este sector, Salta Mining entrevistó a Adriana Aguilar que se animó a contar su inspiradora historia de lucha, esfuerzo, sacrificio y éxito. 

Adriana Aguilar nació en Campo Quijano hace 57 años. Durante más de cinco décadas, esta mujer nunca había tenido un trabajo formal, vivía de las ventas que podía realizar. Sin embargo, nunca bajó los brazos y a sus 53 años, logró conseguir trabajo en la minería, manejando un autoelevador en la empresa Borax Argentina. Esta es una historia que inspira a todas las mujeres a no rendirse jamás y a seguir luchando por sus sueños y metas, sin importar la edad ni las adversidades.

La recorrido de Adriana Aguilar, es un camino lleno de desafíos y esperanza. La vida de Adriana no ha sido fácil. Desde siempre, ha tenido que ingeniárselas para subsistir de manera independiente. “Siempre fui independiente, siempre con algo me daba vuelta. Como yo soy sola y no tengo hijos, nada, soy soltera, entonces, y vivo en la casa de mi mamá, así que siempre algo vendía para mi casa”, cuenta Adriana, reflejando su constante lucha por salir adelante.

Hace una década, a los 47, tuvo su primer intente para ingresar a Borax Argentina como chofer de colectivo, pero no logró quedar. Sin embargo, nunca perdió la esperanza. “Cuando hicieron la prueba de manejo de colectivo para chofer, hice las pruebas, pero no me tomaron”, recuerda. Pero, a pesar de ese revés, no bajó los brazos.

La oportunidad que cambió su vida llegó a los 53 años. En ese momento, Adriana no desistió y se volvió a presentar a un reclutamiento de Borax Argentina, pero en esta ocación buscaban autoelevadoristas. “Presenté mi CV y me presenté. Cuando llegué, pregunté si había algún obstáculo por la edad y me dijeron que no había ningún obstáculo ni por el sexo, ni por edad”, relata con emoción. 

Tras pasar todos los exámenes médicos, Adriana ingresó a trabajar en la mina, demostrando que la perseverancia y el deseo de superación no tienen límite de edad.

Borax Argentina hace más de 50 años que explora, extrae y refina boratos destinados a diversas aplicaciones en la industria y en la agricultura. La compañía posee una excelente reputación como proveedora de productos de primera calidad, empleando como mano de obra a los habitantes del lugar, ejerciendo la custodia del medio ambiente y con una fuerte integración con las comunidades donde opera.

Hoy, a sus 57 años, Adriana lleva tres años trabajando en la mina de Sige, desempeñándose en un rol que tradicionalmente ha sido considerado exclusivo para hombres. “Hago lo mismo que hace cualquier otro hombre, cargamos y hacemos bolsitas de 25 kilos, y después los bolsones con el material de 1.200 kilos, hay que transportarlo con el autoelevador a la playa. O sea, todo lo que hace un hombre, lo hago también”, afirmó.
El Yacimiento Sijes se encuentra en el Salar de Santa Rosa de los Pastos Grandes, a 3870 msnm y 320 km de distancia de Campo Quijano. De allí se extraen minerales como hidroboracita, colemanita y ulexita. 

Durante toda la entrevista, Adriana siempre ha expresado su gratitud hacia Borax Argentina y sus encargados por la confianza depositada en ella. “Siempre agradecí a Borax que hayan confiado en mí. Ha confiado en mí. Ahora es como que a veces cuando lo encuentro a los nuevos dueños, siempre les agradezco por el trabajo”.

La minería le ha brindado estabilidad económica y emocional. “Me voy con una alegría todos los días, y todas las noches agradeciendo a Dios, a la Virgen, por mi trabajo y sobre todo por mi salud”, afirma Adriana, quien ha mantenido una salud envidiable a pesar de las duras condiciones laborales.

El día a día de Adriana es exigente, pero ella lo enfrenta con una energía y vitalidad admirable. “En la mina tenemos doce horas, a veces dos turnos. Entramos a las seis de la mañana y salimos a las seis de la tarde. Y también, a veces me toca a la noche, y también entro a las seis de la tarde y salgo a las seis de la mañana”, describe. Vive en Quijano, cerca de la fábrica de bora, lo que facilita su desplazamiento.

A pesar de la dureza del trabajo y las largas horas, Adriana encuentra satisfacción y alegría en lo que hace. “Por supuesto, uno extraña sus cosas. Extraño a  mi mamá, que está en silla de ruedas, pero están mis hermanas cuando yo no estoy, y después, hay una chica que la cuida. Pero te digo este trabajo, te da la satisfacción de que puedas tener y hacerte de algo, porque uno siempre pensaba, decía, con la edad que tengo, no hice nada, no tengo nada, ¿qué será de mi vida?”, remarcó.

La minería no solo le cambió la vida de Adriana en términos económicos, sino también en su bienestar general. “Con el trabajo es como decir tener salud porque me siento bien, me siento activa, me siento como una persona más joven como para hacer el trabajo de alguien de 25 o 30 años y no pensar de que uno tiene 57 años y andar con todos los achaques”, comenta la mujer minera. 

Además, el cambio no ha sido solo en la vida de Adriana. La minería ha generado un movimiento positivo en su comunidad, algo que valora profundamente. “A mí me da una felicidad enorme, enorme, cuando veo pasar varios camiones por la calle de mi casa. Veo tantas camionetas y digo: qué movimiento que hay, y es lindo porque sabes que es una posibilidad para la gente de Salta y de mi localidad”, afirmó.

Al finalizar, Adriana quiso enviar un mensaje de esperanza para todas aquellas mujeres que se encuentran en una situación parecida.

Adriana quiere compartir su experiencia y su mensaje de esperanza con todas las mujeres que enfrentan desafíos similares. “Lo que le digo a las mujeres es que no hay que bajar los brazos, hay que mantener la esperanza de que quizás nosotras, y no es por desmerecer a la gente más chica, pero uno cuando es grande puede tener las mismas ganas de trabajar que capaz de uno de 25 años”. 

Su historia es una prueba viviente de que con sacrificio y determinación, los sueños se pueden alcanzar.
Para Adriana, su trabajo en la mina es más que un empleo; es una fuente de orgullo y realización personal. “Gracias a Dios estar en la mina, no me causó nada, nunca tuve problema, o un malestar porque me apuné, o un refrío. En estos tres años que estoy ahí, no pedí ni parte médica por un refrío, nada”, comentó.

La historia de Adriana Aguilar es un testimonio de resiliencia y perseverancia. En el Día de la Mujer Minera, su experiencia nos recuerda que nunca es tarde para alcanzar nuestras metas y que con esfuerzo y dedicación, podemos superar cualquier obstáculo. Su mensaje a las mujeres es claro: “No, no piensen que tienen que estar al lado de una persona para que pueden hacer algo, solas pueden salir adelante. Por supuesto, yo no tengo hijos, pero tengo compañeras que si tienen sus hijos y los dejan para ir a trabajar. Tengo muchas compañeras mujeres también que están en laboratorio, en higiene y seguridad, en enfermería. Y bueno, esto es una linda oportunidad que hay que aprovecharla y ser insistente para buscar el trabajo. Y no perder la esperanza”, remarcó.

Adriana Aguilar es un ejemplo viviente de que los sueños y metas se cumplen con sacrificio, pero se cumplen. Su historia es un faro de inspiración para todas las mujeres que luchan por sus sueños.  Al finalizar, quiso dejar su mensaje: “Mujeres no bajen los brazos  , los sueños y metas se cumplen con  sacrificio, pero se cumplen”.

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