Transición energética: cómo los minerales críticos sostienen el crecimiento de la energía solar

La industria fotovoltaica requiere volúmenes crecientes de cobre y plata, y San Juan emerge como un territorio clave para integrar minería y energías limpias.

San Juan17/11/2025Salta MiningSalta Mining
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La transición hacia fuentes limpias no solo se apoya en avances tecnológicos, sino también en un entramado de recursos minerales imprescindibles para fabricar equipos de generación renovable. La energía solar fotovoltaica depende directamente de minerales estratégicos como cobre, silicio, plata, aluminio y litio, cuya demanda global se acelera a niveles inéditos a medida que se multiplican los parques solares en todo el mundo.

Detrás de cada panel solar existe un proceso complejo que combina materiales con funciones específicas: el cobre garantiza la conducción eléctrica, el silicio constituye la base de las celdas, la plata eleva la eficiencia energética, el aluminio aporta resistencia y liviandad y el litio permite almacenar la electricidad en baterías que acompañan la generación fotovoltaica. Esa necesidad creciente abre un escenario de oportunidades —y también desafíos— para regiones mineras en expansión.

San Juan, un territorio donde convergen minería y energía limpia
Según datos de EPSE, San Juan concentra el 33% de la energía solar que se produce en Argentina, cuenta con 21 parques en operación y supera los 860 MW de potencia renovable instalada. Este liderazgo posiciona a la provincia como uno de los nodos más dinámicos del país para integrar su minería —particularmente el cobre— con la cadena de valor asociada a la transición energética.

Cifras que evidencian una demanda sin precedentes
La magnitud del desafío puede medirse con proyecciones internacionales. Cada gigavatio de capacidad solar instalada necesita en torno a 5.000 toneladas de cobre, de acuerdo con la International Copper Association. A nivel de materiales conductores, la industria fotovoltaica utiliza unos 20 gramos de plata por panel, mientras que tecnologías avanzadas como las celdas HJT elevan ese consumo hasta 22 mg por vatio, según el Silver Institute.

Tanto el Banco Mundial como la Agencia Internacional de Energía (IEA) coinciden en que la demanda global de minerales críticos deberá triplicarse para 2030 y cuadruplicarse para 2040 para sostener los compromisos internacionales de descarbonización.

El respaldo científico agrega mayor claridad a este panorama. Un estudio de Annual Review of Earth and Planetary Sciences advierte que la demanda de cobre podría trepar a 91 millones de toneladas anuales hacia 2050, un volumen considerado difícil de alcanzar con la capacidad minera actual. A su vez, una investigación publicada por Springer Nature proyecta un incremento del 294% en la demanda de materiales críticos para electricidad al 2050, y hasta 1300% más para el litio en escenarios de fuerte incorporación de renovables.

La IEA y la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) también remarcan que las tecnologías solares y eólicas requieren entre dos y siete veces más minerales por unidad instalada que las fuentes fósiles, un factor que obliga a diseñar estrategias de suministro más robustas y sostenibles.

Un escenario estratégico para el cobre de San Juan
Con este horizonte global, el potencial cuprífero de San Juan adquiere un rol central en el soporte de la infraestructura eléctrica asociada a la energía solar. La complementariedad entre sus recursos minerales y su liderazgo renovable abre un espacio para que la provincia se consolide como un actor estratégico en la transición energética, capaz de articular producción minera y desarrollo tecnológico en un mismo territorio.

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