Fernanda: la mujer que enfrentó desafíos personales y profesionales para ganarse un lugar como operadora de maquinaria pesada

La minería, históricamente dominada por hombres, es un sector donde las barreras para las mujeres han sido especialmente difíciles de superar. Sin embargo, historias como la de Fernanda Arias demuestran que la perseverancia y el esfuerzo pueden romper paradigmas. A sus 40 años, Fernanda ha enfrentado desafíos personales y profesionales para ganarse un lugar como operadora de maquinaria pesada, marcando un camino para otras mujeres en el rubro. En esta entrevista exclusiva con Salta Mining, nos cuenta su inspiradora trayectoria.

Fernanda, contanos cómo fue ese proceso de entrar a un rubro tan desafiante. ¿Qué te llevó a convertirte en operadora de maquinaria pesada?

Desde chica me gustaban los camiones, pero en su momento decidí ser mamá y dedicarme a mis hijos. Todo cambió en 2019, cuando tuve una situación familiar que me impulsó a buscar un cambio. Comencé trabajando como mucama, pero rápidamente decidí que no quería quedarme ahí. Quería mejorar mi calidad de vida y buscar un trabajo que me apasionara. Así que ahorré para hacer un curso de operadora de retroexcavadoras. Fue una decisión difícil, pero sabía que era lo que quería.

El curso duró solo una semana, y aunque aprendí lo básico, sabía que no era suficiente. Hablé con el encargado del lugar donde tomé el curso y le pedí que me dejara practicar con sus equipos. Me pasaba horas esperando para poder usar una máquina por apenas 15 minutos. Para mí, esos momentos valían muchísimo.

Fernanda tuvo un comienzo difícil para ingresar a la minería pero estuvo lleno de aprendizaje
Esa dedicación dio frutos. Después de un mes, el ingeniero de la empresa donde practicaba confió en Fernanda y le asignó su primera tarea operativa: lavar áridos con una cargadora. “Fue mi primera experiencia real con la maquinaria, y ahí empecé a aprender en serio: cargar camiones, acopiar materiales, lo que fuera necesario”, cuenta.

Más tarde, Fernanda decidió dar un paso más y buscar oportunidades en la minería. Consiguió un puesto como operadora de retroexcavadoras en un proyecto minero en Jujuy. “Fui la primera mujer operadora en Éxar y Sales de Jujuy. Al principio, fue difícil porque los hombres no estaban acostumbrados a ver a una mujer en este tipo de trabajos, pero logré adaptarme y ganarme su respeto”.

Rompiendo barreras en un mundo de hombres

Trabajar en un entorno tan masculino debió ser todo un reto. ¿Cómo te manejaste con esa situación?

Desde un principio me planteé que si estaba entrando a un mundo de hombres, tenía que acoplarme a ellos. No podía esperar que ellos se adaptaran a mí. Me propuse aprender, llevarme bien con mis compañeros y demostrar que las mujeres también tenemos la capacidad de desempeñarnos en estos trabajos.

A veces, algunos hombres se sienten incómodos porque sienten que invadimos su territorio. Pero yo siempre digo: aunque no tenga la fuerza de un hombre, puedo aprender lo mismo que ellos y hacerlo igual de bien. Es cuestión de tener la voluntad de trabajar y la mente abierta para capacitarse.

La pandemia 

Como para muchos, la pandemia de 2020 fue un golpe duro para Fernanda. Perdió su empleo en la minería, pero nunca dejó de buscar oportunidades. En 2021, logró ingresar a otra empresa, donde siguió aprendiendo y trabajando con diferentes equipos. “Me tocaba manejar excavadoras, palas, compactadores, y cada experiencia fue una oportunidad para crecer”, relata.

Actualmente, Fernanda trabaja en un proyecto vial en San Pedro, Jujuy, manejando camiones y maquinaria pesada para la construcción de una ruta. Aunque ya no está en la minería, extraña ese entorno y no descarta volver algún día.

Además de ser operadora, sos madre de cuatro hijos. ¿Cómo has manejado esa responsabilidad junto con tu trabajo?

Ser madre soltera y trabajar en este rubro no es fácil, pero mis hijos son mi mayor motivación. Pienso en ellos cada vez que las cosas se ponen difíciles. Quiero demostrarles que, aunque la vida te ponga obstáculos, siempre se puede salir adelante.

Ellos saben que trabajo duro por ellos. Les enseño que no debemos depender de nadie más, que debemos luchar por nuestros propios sueños. Esa mentalidad me ha permitido enfrentar los desafíos y no rendirme, incluso en los momentos más duros.

Un legado para otras mujeres

Fernanda reconoce que su historia puede inspirar a otras mujeres a ingresar en sectores tradicionalmente masculinos. La mujer reconoce que hace cinco años era raro ver a una mujer en la minería, pero hoy eso está cambiando. Cada vez hay más mujeres manejando camiones y operando maquinaria pesada. Asegura que es un cambio que ya llegó, y destaca que se siente orgullosa de haber sido parte de ese comienzo.

¿Qué consejo le darías a una mujer que quiere seguir tus pasos?

Que no se rinda. La clave es tener la voluntad de aprender y trabajar duro. Quizás nos lleve más tiempo que a los hombres, pero podemos lograrlo. No tenemos que esperar nada de nadie; podemos salir adelante por nuestros propios medios.

Una luchadora incansable

A sus 40 años, Fernanda sigue enfrentando los desafíos con determinación. Afirma que no soy perfecta y que le falta mucho por aprender, pero remarca que tiene “manos y pies”, y con eso le “basta para seguir trabajando y mejorando”. Siempre le dice a sus hijos que no importa cuántas veces se caigan, lo importante es levantarse y seguir luchando por lo que quieren.

La historia de Fernanda Arias es un recordatorio de que el cambio es posible cuando las personas tienen el coraje de desafiar los límites impuestos por la sociedad. Para ella, el camino no ha sido fácil, pero su ejemplo está abriendo puertas para que más mujeres encuentren su lugar en la minería y otros sectores.

En un mundo que todavía tiene mucho por avanzar en términos de igualdad, historias como la de Fernanda no solo son inspiradoras, sino también esenciales para construir un futuro más inclusivo.

Fernanda relató cómo las oportunidades laborales en minería le permitieron crecer tanto profesional como personalmente. Sin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de dificultades. “El tema del dinero es muy diferente trabajando en la minería. Es otro mundo. Pero también cuesta llegar y mantenerse. Hay muchos filtros, desde la salud hasta cuestiones de peso, y no siempre es fácil superarlos. Cuando no lo logré, fue un golpe muy duro para mí”, admite con sinceridad.

A pesar de las barreras, su pasión por el trabajo la mantiene firme en su deseo de regresar algún día a la minería. “Anhelo seguir trabajando. Si pudiera volver a la minería, sería con gusto. Y me inspira ver que en Salta hay cada vez más mujeres en roles como gruistas o choferes. Tengo amigas que manejan camiones de gran tamaño en POSCO y otras que son operadoras. Eso me llena de orgullo porque demuestra que las mujeres podemos hacer lo mismo que los varones”, comenta con entusiasmo.

La conciliación entre trabajo y familia

Uno de los aspectos más desafiantes de trabajar en la minería es conciliar los largos períodos lejos de casa con la vida familiar. Cuando se le pregunta cómo logra equilibrar ambas responsabilidades, Fernanda no duda:

¿Cómo hacías para manejar períodos tan largos  fuera de casa siendo mamá?

Siempre me decían: ‘¿Cómo hacés?’. Y mi respuesta era simple: si mis hijos están bien, yo estoy feliz. Saber que tienen lo necesario, que están sanos y cuidados, me da la fuerza para seguir adelante. No tengo drama en trasladarme o trabajar lejos porque sé que al final del día todo lo que hago es por ellos. Ya lo hice antes y lo haría de nuevo.

Un compromiso

El compromiso con su trabajo es una de las cualidades que más destacan a Fernanda. No importa el rol o la máquina que le asignen; ella siempre busca dar lo mejor de sí misma. “En cada tarea me comprometo al 100%. Por ejemplo, cuando trabajaba en compactación, no me iba hasta que terminaba bien la cancha, porque sabía que si algo salía mal, afectaría el trabajo de mis compañeros. Es una responsabilidad que asumo con orgullo”, explica.

Su entusiasmo por aprender y superar nuevos retos también es evidente. Aunque ha trabajado con diversas máquinas, desde tractores hasta camiones, confiesa que prefiere la maquinaria pesada. “En una máquina siempre hay algo nuevo que aprender. Todos los días descubres algo diferente y eso es lo que me apasiona”, asegura.

¿Qué consejo le darías a las mujeres que quieren entrar a este mundo y por ahí no se animan por los prejuicios o por temores? 

Que en la vida, yo lo aprendí así, en la vida siempre hay un no. Pero tenés que ir por un si. Buscar la manera y conseguir lo que uno quiere, propuestas que uno quiere. Y salir adelante, no ser dependiente de alguien. Porque a lo largo, eso pasa a factura. Usted no tiene que ser dependiente, tiene que tener lo suyo. Y si alguna mujer no se anima o tiene prejuicios, va a costar. Nada es fácil en la vida. Todo tiene su tiempo, va a costar. 

Porque dicen que las cosas fáciles terminan mal, las difíciles, las que por ahí hay muchas piedritas en el camino, son las que cuesta, pero se disfruta más. Y yo le digo como un simple ejemplo mío, me ha costado mucho,me ha costado muchas lágrimas, que no entré en detalle, pero me ha costado muchas lágrimas, que a veces me hacen querer desistir del oficio que tengo. Pero a veces tenés siempre alguien que te dice, no, seguí adelante, no te quedé, seguí.

Al cierre de la entrevista, Fernanda se muestra optimista sobre el futuro de las mujeres en la minerÍa. “Celebro que se esté capacitando e incluyendo cada vez más a mujeres en este sector. Es una señal de que estamos rompiendo barreras y demostrando que somos igual de capaces que los hombres”, dice con orgullo.