OPINION / Joaco Díaz Cabral: “La provincia debe convertirse en un semillero de empresarios”

Salta 30/05/2024 Salta Mining Salta Mining
DIAZ CABRAL
Joaco Díaz Cabral, concejal de La Merced (Salta)

Joaco Díaz Cabral, concejal de la localidad salteña de La Merced, habló con Salta Mining sobre la posibilidad que ofrece hoy la minería de proyectar la provincia para los próximos 50 años:

Argentina tiene una lamentable tradición: la de no prever las cosas. Y las sucesivas administraciones tienden a la inmediatez. Por eso, la red vial que conecta al país ha quedado angosta para las actuales necesidades del tránsito, el tamaño de los vehículos de carga y rurales. Los cascos urbanos de muchas ciudades son insuficientes para albergar el crecimiento comercial y poblacional: las veredas son chicas, las calles también, las medidas de los terrenos son absurdamente reducidas si se considera el vasto territorio, entre otras particularidades que condujeron a que hoy, haya que repensarlo todo.

En tal sentido, nadie des conoce la importancia del boom minero, con la actividad y el desarrollo que impulsa y el potencial de multiplicarlo en el corto y mediano plazo: inversiones, empleo, comercio, industria, exportaciones, etc. Ahora bien, se trata de un sector de los pocos que, se sabe cuando comienza y también se puede calcular cuando termina.

Los especialistas señalan que el declive podría producirse en aproximadamente 30 años. Lapso supeditado al avance de la tecnología y sin la certeza de que no surjan nuevos métodos y materiales para el almacenamiento de energía, conductividad, entre otros aspectos, lo que acortaría los plazos. Se trata de datos que no son menores para pensar un país y una provincia en vistas de un futuro no tan lejano.

“Veinte años no es nada”, dice la letra del tango Volver. Si en la vida del hombre o de la mujer dos décadas son un suspiro para el inolvidable Carlos Gardel, cuánto más breve lo serán para una sociedad que debe ocuparse de adecuar la “casa común”, como señala el papa Francisco en la en cíclica Laudato Sí, para las generaciones venideras.

En ese camino se hace imprescindible aprovechar el tiempo de vacas gordas, para dotar a la provincia de la infraestructura necesaria para potenciar el comercio interior y exterior, la capacitación, los servicios, y para que las comunidades beneficiadas directa o indirectamente por la minería vayan preparándose con tiempo para cuando la minería ya no esté. La Puna, por dar un ejemplo, es una región de inconmensurable valor natural y cultural para la humanidad y para el turismo. Es, además, un espacio de conexión para que circulen productos hacia y desde el Pacífico, además de su valor científico y estratégico.

Son estos 30 años de minería, entonces, los que deben solventar la construcción de redes viales y ferroviarias pensadas a 50 y 100 años, aeropuertos, establecimientos de educación superior, hotelería, servicios y una cultura de trabajo y de formalidad que permita a los emprendedores locales, incursionar en empresas de cualquier rubro. El camino que hoy transitan los proveedores mineros salteños es el del aprendizaje, el de enfrentar los desafíos, el de superar los obstáculos y adecuarse a las exigencias de los altos estándares que plantea la minería. Salta, y especialmente la Puna, debe convertirse en un gran semillero de empresarios dispuestos trascender las fronteras de las limitaciones, que apunten a la excelencia y que, mediante un trabajo articulado con el Estado, favorezcan el desarrollo de la región. El tiempo es hoy. 

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