Histórico: el carnaval andino llegó al interior de una de las mineras más grandes del mundo, que opera en Salta

Las comparsas Los Quewareños, Los Patoks y Alegría de Catua realizaron sus rituales en el predio de Río Tinto.

Salta07/03/2025Salta MiningSalta Mining
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Comparsas visitaron una minera de la Puna salteña

En una muestra de integración cultural sin precedentes, por primera vez en la historia el carnaval andino se celebró en el interior de una minera en la Puna salteña. La festividad, cargada de simbolismo y tradición, se llevó a cabo recientemente en el predio de Río Tinto, una de las empresas mineras más grandes del mundo. Participaron comparsas de Olacapato y otras localidades, entre ellas Los Quewareños, Los Patoks y Alegría de Catua, quienes realizaron los rituales típicos de esta celebración ancestral.

  • Vale la pena aclarar que según fuentes consultadas por Salta Mining, las actividades se desarrollaron bajo estrictas medidas de seguridad en un sector alejado del centro de operaciones, por lo que no hubo interrupciones de ningún tipo en el desarrollo de las tareas laborales habituales de la compañía.

El carnaval andino es una de las tradiciones más arraigadas de la región y tiene sus raíces en las civilizaciones indígenas que habitaron los Andes. Sus ceremonias centrales incluyen el desentierro y entierro del diablo del carnaval, representando la conexión con la Pachamama y el pedido por prosperidad y alegría para el nuevo ciclo.

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El desentierro del diablo del carnaval marca el inicio de la festividad. En torno a un mojón, un montículo de tierra donde se cree que reposa el espíritu del carnaval, los participantes realizan ofrendas a la madre tierra. Se riega el suelo con alcohol, se entierran cigarrillos, hojas de coca y botellas de bebidas como muestra de gratitud y pedido de buenos augurios. El cacique, figura central de la celebración, extrae de la tierra un muñeco que simboliza al diablo, desatando la euforia y la danza de los presentes. La música, los coloridos atuendos y la tradicional chicha fermentada acompañan el ritual, en el que el mundo se invierte y se celebra sin restricciones.

Contrario a la concepción cristiana del mal, el diablo del carnaval representa un espíritu travieso y festivo, cuyo baile y desenfreno no son castigados, sino alentados en estos días de celebración. Comparsas de diablos recorren las calles, compartiendo comida, bebida y alegría con la comunidad. El agua, la harina y el papel picado forman parte de la fiesta, como expresiones de abundancia y gratitud.

El carnaval finaliza el miércoles de ceniza, cuando se realiza el entierro del diablo. En este ritual de cierre, los participantes se desprenden de los adornos festivos y el muñeco que representó al diablo es consumido por el fuego, simbolizando el fin de la celebración y el retorno al orden cotidiano. Queda así sembrada la esperanza de un nuevo ciclo, esperando que la Pachamama brinde prosperidad hasta la llegada del próximo carnaval.

 

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