“Queremos una minería con controles, licencia social y proveedores locales fuertes”

Con proyectos en expansión, inversiones en marcha y una red de proveedores que se fortalece, Salta es protagonista del desarrollo nacional. El desafío no es solo crecer, sino hacerlo con equilibrio, presencia estatal y licencia social.

Salta10/11/2025 Por Joaquín Díaz Cabral, concejal de La Merced
Joaco Díaz Cabral, concejal de La Merced
Joaco Díaz Cabral, concejal de La Merced

La minería dejó de ser una promesa para convertirse en un motor real de desarrollo económico en el norte argentino. Las señales de reactivación que se observan en los últimos meses con proyectos que retoman ritmo, obras de infraestructura en ejecución y una cadena de proveedores que se consolida, invitan al optimismo. Pero el crecimiento no está exento de interrogantes: ¿puede sostenerse en el tiempo sin afectar los equilibrios ambientales y sociales? ¿Está el Estado lo suficientemente cerca de los territorios donde se produce la riqueza?

La respuesta, como casi siempre, no es simple. La provincia de Salta supo construir un modelo basado en la previsibilidad, la seguridad jurídica y el respeto por la licencia social. Esa tríada, que distingue al distrito dentro del mapa minero nacional, permitió que empresas internacionales se instalen y que más de 400 firmas locales se integren a la cadena de valor. Sin embargo, el contexto exige reforzar los cimientos, una mayor presencia territorial, formación de capital humano, control ambiental y fortalecimiento institucional.

La minería es, como se ha dicho muchas veces, una de las actividades más complejas que puede encarar una provincia. No solo demanda inversión y tecnología, sino también diálogo permanente y transparencia. La apertura de una oficina de Minería en San Antonio de los Cobres, aún pendiente, aparece como una necesidad concreta, ya que el Estado debe estar donde se genera la actividad, no a cientos de kilómetros. La experiencia demuestra que la presencia institucional en el territorio no solo previene conflictos, sino que genera confianza y ordena la convivencia entre empresas y comunidades.

Otro aspecto crítico es la formación y retención de técnicos e inspectores, tal como lo señaló recientemente el presidente de la Comisión de Minería del Senado, Miguel Calabró. En los últimos años, el sector público perdió valiosos recursos humanos que migraron al ámbito privado atraídos por mejores salarios. La consecuencia es evidente, menos capacidad de control y mayor dependencia de las propias empresas para garantizar estándares. Recuperar esa capacidad estatal no debería verse como un gasto, sino como una inversión estratégica.

La infraestructura también marca la diferencia. Avances como la modernización de la ruta nacional 51 o la ampliación de la red ferroviaria abren nuevas posibilidades logísticas para toda la cadena minera. Municipios como Cerrillos ya se preparan para aprovechar su ubicación estratégica, transformándose en un polo de servicios e industrias vinculadas al sector. La clave está en planificar ese crecimiento para evitar el desorden urbano y el desplazamiento de otras actividades productivas.

El papel del Valle de Lerma

El desarrollo minero no puede limitarse a la Puna. El Valle de Lerma, los Valles Calchaquíes y el corredor hacia Güemes deben integrarse a este proceso, cada uno desde su potencial en logística, servicios, capacitación o innovación. La minería, bien entendida, no es una actividad extractiva aislada, sino un sistema productivo que puede irradiar oportunidades si se la gestiona con visión.

En ese sentido, el fortalecimiento de los proveedores locales resulta esencial. La experiencia de la Cámara de Proveedores de Empresas Mineras de Salta (CAPEMISA) y de la Cámara de Proveedores de Servicios Mineros y Turísticos de la Puna Argentina (CAPROSEMITP) demuestra que cuando el sector privado se organiza y dialoga con el Estado, los resultados se multiplican. La defensa del “compre local” no es un capricho proteccionista, sino una estrategia de desarrollo que ancla los beneficios de la minería en el territorio.

Claro que no todo depende de las provincias. Las variables macroeconómicas nacionales, la disponibilidad de divisas, la estabilidad regulatoria, el tipo de cambio, siguen condicionando las decisiones de inversión. En un escenario de precios internacionales del litio en baja o no crece, la paciencia y la planificación se vuelven virtudes indispensables.

La minería no es una carrera de velocidad, sino una maratón de décadas. Los proyectos que hoy se exploran o construyen pueden sostener empleo y desarrollo por 30 o 40 años. Pero para que ese futuro sea posible, la provincia debe seguir fortaleciendo su institucionalidad, modernizando su infraestructura y consolidando el consenso social que la distingue del resto del país.

El norte argentino tiene la oportunidad de demostrar que el desarrollo y el cuidado del ambiente no son caminos opuestos. La minería puede y debe ser un ejemplo de cómo producir con responsabilidad, compartir beneficios y respetar los límites del territorio. Quizás la mayor riqueza que puede dejar, sea un modelo de progreso con raíces sólidas y de mirada amplia.

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